Por Arianne De Azevedo Pantoja
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23 de febrero de 2022
Muchos de nuestros temores se deben a experiencias traumáticas en nuestro pasado, por ejemplo, haber sido criado en un hogar extremadamente severo. Así como también del resultado de nuestra capacidad de fantasear situaciones en las que mezclamos realidad e imaginación, y un poco, sin dejar de mencionar a mi querida y gran compañera la Genética. Independientemente de la causa o causas, las personas que se dejan llevar por el miedo casi siempre pierden oportunidades, que pueden ser pequeñas o grandes, porque tienen, sobre todo, miedo de correr riesgos. Actuar con cautela nos da cierta seguridad, un conformismo... El otro día en una predicación que escuché el predicador dijo: que el BUENO era el enemigo de lo SENSACIONAL, de lo FANTÁSTICO y eso es una verdad muy fuerte. A veces, además de la apatía, la pereza misma, el miedo a correr riesgos por lo nuevo, nos frena. Como bien citó Rick Warren en el libro Una vida con Propósito, el miedo "es el encarcelamiento voluntario" que nos impide ir más allá y lograr en Dios (con su ayuda y dirección), lo que Él tiene reservado para nosotros. Debemos actuar en contra de este sentimiento, tener fe en el Señor y buscar, si es necesario, todos los días un pequeño cambio, que rompa pequeños temores, hasta que nos sintamos más capaces de grandes cambios. O que la suma de pequeños cambios llévenos a adquirí la identidad que buscamos. Cojo como fuente, para el ultimo razonamiento, el libro ‘Hábitos atómicos’ De James Clear... El autor de Una Vida Con Propósito nos trae un verso sobre el miedo que dice: “En el amor no hay miedo; por el contrario, el amor perfecto expulsa el miedo, porque el miedo supone castigo. El que tiene miedo no se perfecciona en el amor. 1 Juan 4:18 ". Confieso que para entenderlo tuve que darle muchas vueltas (como dicen aquí en España). Y encontré una explicación en la Biblia de estudio John MacArthur, que dice: Esa es una de las razones por las cuales los cristianos aman, porque el amor ES (produce) la confianza del cristiano frente al juicio. Y agrega que John no implica que sea una perfección libre de pecado, sino un amor maduro que se caracteriza por la confianza frente al juicio... El amor produce confianza, y también expulsa el miedo. Amamos a Dios y venimos a Él con amor, con la confianza de ser aceptados, porque creemos en el sacrificio de Jesús. Entonces, cuando Dios nos llame, no nos esconderemos por temor a Él. Sin embargo, el miedo implica tormento, castigo, una realidad que los hijos de Dios nunca experimentaremos porque ya hemos sido perdonados. Trayendo algunas aplicaciones y ejemplos sobre el tema, comparto algunas de mis experiencias: Yo, desde que era niña, tuve que aprender a ser una niña determinada (otro testimonio que os diré en otro momento). Una cosa que escuché cuando era adolescente y que me sigue hasta el día de hoy, dice. Intentaré parafrasear: "Es más aceptable sentir el dolor de la desilusión por haber perdido o no hacer algo bien, y buscar la fuerza para esta recuperación (y cada recuperación nos da fuerza), que la eterna duda de que '¿Y si lo hubiera intentado? ... ¿Podría haber funcionado? ... O no' ". Claro si el ALGO, esté de acuerdo con la palabra de Dios (Filipenses 4:8). Recuerdo que, para venir a España a hacer la maestría, tenía que vender todas mis cosas, el salario del maestro en Brasil no es mucho. Vendí mi coche, los muebles de mi casa, mi ropa, dividí mi casa en dos pisos, alquilé y ahorré dinero por dos años. No conocía a nadie aquí, ni siquiera sabía el idioma, hablé ‘portuñol’ como pude, gasté mucho dinero en obtener mi visado con duración y permanencia de dos años, pagué el seguro médico, traducciones legítimas, aprobaciones y hice la apostilla de Haya en los documentos mas importantes... Confieso que cuando miro hacia atrás reconozco este coraje, y especialmente mi confianza en Dios, y lo entrego a todas las situaciones. Porque no fue solo trabajosa la venida (para mí que no sabía nada), sino los primeros meses, la adaptación... ¡Guau! Era un día a la vez, de batallas internas... Como dije, superaba los pequeños temores todos los días... Desde tomar el autobús a la Universidad por primera vez, hablar, exponer el trabajo en seminarios, ir sola a la pizzería, caminar por las calles con GPS y poco saldo en el teléfono... Recuerdo aquellos días en los que Dios tomó mi mano con fuerza y yo la sostuve. Y siempre recordé las palabras que le dijo a Josué en Josué 1: 9: "¡Sé fuerte y valiente!" ... Y así fue... ¿Qué si no tengo miedo? Muchos miedos; pero estoy ganando uno por uno en Dios y en la fuerza que Él me da para hacerlo yo misma. ¿Mi consejo sobre todo esto? Lleva las palabras de Dios a Josué (Josué 1: 9) y deposita tu confianza en el Señor, cuando realmente confiamos, Él nos da la capacidad en lo que tenemos dificultades, ¡Y eso es fantástico! No permitamos que el miedo nos paralice, y mucho menos dirija nuestras vidas y propósitos. El otro día escuché de un amigo una frase que está muy de moda sobre este tema, la frase es: "Si tienes miedo, vete mismo con miedo". Y analizando un poco la frase, creo que la decisión de "ir así mismo, con miedo" ya es un poco de coraje.